todos somos aprendices –sin importar el tiempo que tengamos en la profesión, por tanto que siempre debemos estar prestos a asimilar nuevos conocimientos, como la esponja absorbe el agua.
Podría asegurarse a ojos cerrados que toda historia que hace sollozar a su autor al escribirla, admite matemáticamente esta frase final: «¡Estaba muerta!».
No hay comentarios:
Publicar un comentario