El sentido de la vida no suele plantearse mientras todo va bien sino precisamente cuando se quiebra la ilusión de que en efecto todo va según nuestras previsiones de que las cosas nos salen conforme a lo que queriamos y es que la realidad es testaruda y se empeña en quitarnos la razón y en darnos disgustos, problemas y dificultades que nos cansan, nos abaten e incluso nos quitan la ilusión de seguir luchando.
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